Considerando sólo el más reciente envío, se hicieron llegar alrededor de 57 mil 950 píldoras, entre las que destacan las recetadas para tratar padecimientos como diabetes, insuficiencia cardíaca, epilepsia, trastornos nerviosos, problemas relacionados con la tiroides y otras afecciones que ameritan un seguimiento médico constante.
Hasta el momento nuestra ayuda se extiende por 9 estados de la geografía venezolana.
Las remesas que despachamos desde Santiago pueden tardar, debido a que la logística es monstruosa para los que trabajamos de lleno con el programa.
Un grupo de voluntarios nos echa una mano en el empacado, y así conseguimos ganarle al reloj en un proceso que exige dedicación, especialmente cuando miles de personas dependen de nosotros.
No obstante, nuestros esfuerzos siguen concentrándose en acortar los lapsos para incrementar el número de envíos que hacemos al año.
Cualquier aporte significa llevar tranquilidad a un hogar, ya que, al dotar de su prescripción a un paciente, el resto de su núcleo puede concentrarse en cubrir otras prioridades.
Esteban Lozada, un caraqueño de 82 años, asegura que el peso es menor cuando no tiene que gastar en sus pastillas. Su entrada mensual se limita a la pensión que, en su condición de jubilado, recibe del gobierno de Nicolás Maduro.
La renta de Esteban, equivalente a unos 3 dólares mensuales, no alcanza ni para llevar dos panes a la casa que comparte con su esposa, Beatriz, de 80 años.