En Santiago, una de las necesidades más difíciles de cubrir, principalmente por los costos de los arriendos, es la vivienda. Por esta razón, en GLO Chile creamos un programa de abrigo transitorio para los que llegan y no pueden pagar por un espacio.
El sitio que ofrecemos es más que un techo provisional: es un hogar en el que establecemos un vínculo familiar con los residentes, a quienes damos la oportunidad de integrarse a una comunidad cristiana en la que tienen la posibilidad de compartir sus experiencias, aprender de historias similares y tejer su red de contactos.
En 2016, el pastor James Tino y su esposa Liisa, iniciaron
este plan al recibir en su casa a algunos conocidos.
La urgencia de reservar un área en el hogar de los Tino era
cada vez más frecuente, en especial, por la oleada de venezolanos que escapaba
de su país.
Un total de 27 personas fueron atendidas en el domicilio de
James y Liisa. Entre ellas se cuentan a una madre soltera con dos de sus hijas,
y a un matrimonio joven con un bebé de apenas un mes de nacido. Las dimensiones
del inmueble limitaban el apoyo.
El compromiso de brindar cobijo a un número mayor de solicitantes
motivó la movilización del programa a una estructura más grande, ubicada en
Amapolas 3673, comuna de Providencia (oriente de la capital chilena), la cual seguimos
acondicionando para aumentar la capacidad de albergue.
Nuestro modelo está muy lejos del hacinamiento: lo que hacemos
es ofrecer un lugar confortable en el que el habitante recibe las herramientas
principales para encaminarse hacia su nueva vida.
Dar estadía momentánea a un inmigrante es una responsabilidad que no podemos ignorar. Sin embargo, crear un ambiente confortable y seguro para alguien que, en la mayoría de los casos, se encuentra vulnerable amerita de respaldo externo, ya que por nuestros propios medios no podemos lograrlo.
Con tu aporte puedes ser parte de este programa que otorga alojo provisional e información muy útil para la correcta inserción del extranjero en su nuevo entorno.